¿Es acaso volar en globo la experiencia soñadora que todos tenemos en mente?
Si en algún momento de tu vida tomas la decisión de aventurarte a volar en globo, descubrirás que más allá de la acción de emprender vuelo a través de un vehículo que flota por las nubes, estás aprendiendo a mirar las cosas desde otra perspectiva, y es que hay mucho que aprender y mucho que reflexionar cuando uno puede contemplar el cielo tan de cerca. Aquí les compartimos algunas de las cosas que uno aprende cuando vuela en globo por primera vez.
Sonará algo soñador, pero dejarte llevar por un vuelo en globo es darle las riendas de mando al destino, es permitir que el aire te impulse hacia lugares insospechados y en una ruta tan única e irrepetible como la vida misma.
¿Te puedes imaginar lo que pensaría alguien que nació hace 500 años si le dijeras que muy pronto la humanidad descubrirá cómo volar por los cielos? Sí, para nosotros los aviones y los helicópteros son cosa de todos los días, y ya nada nos sorprende. Sin embargo, cuando subes a un globo, existe cierto asombro, cierta magia que recuerda a otros tiempos. Quizás es lo tradicional que puede llegar a ser el mecanismo de un globo o puede que sea la quietud que se vive en las alturas, pero si algo se puede decir de un vuelo en globo es que la magia nunca se pierde.
Hay momentos en los que tendrás tiempo de reflexión arriba del globo. Muchas veces los globos tienden a quedarse estáticos por la falta de movimiento en el viento. Sin embargo, no te apures. En algún momento, volverá a agarrar su propio camino. Algo similar sucede en nuestras vidas cuando nos sentimos atorados con nuestros problemas, pero hay que tener paciencia y pronto todo volverá a su curso.
A diferencia de la facilidad con la que puedes subirte a otro tipo de vehículos, pasear en globo es toda una proeza. Desde que se despliega el globo hasta que comienza a llenarse con aire caliente es un proceso lento y delicado que requiere de la atención de profesionales y apasionados en su cargo. Volar en globo no es fácil, pero sí vale mucho la pena.
Es muy bonito ver fotos de los globos volando por los aires, pero a menos que tú te decidas por vivir la experiencia, ninguna foto se va a comparar con la realidad de sentir el aire frío sobre tus mejillas durante el amanecer ni tampoco es lo mismo ver una foto de paisaje que deslumbrarte con una visión panorámica 100% patrocinada por tus propios ojos. No dejes que te lo cuenten, haz tuya esta experiencia.
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